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Hubo un tiempo en que la literatura se plagó de Aforismos. Tanto los filósofos como los escritores tuvieron la tentación de escribir algunos de gran profundidad. Pero el paso del tiempo es implacable ya que acumula demasiado y es cuando ha convertido al Aforismo, esa astilla del pensamiento según Alfonso Reyes, en un lugar de resonancia común.Pero cuando los aforismos alcanzan los elevados niveles de elegía como es el caso de los pronto a leer por usted, se revitaliza esta expresión literaria, cimbrando antes nuestra alma.

El poemario en sus manos no solamente es un elogio a nuestro insigne escritor y a la delicia del gourmet que exportamos al mundo, sino la mejor elegía para todos los argentinos. Coincidirá conmigo que el manejo del lenguaje es una obra maestra donde ha quedado inserto nuestro Borges así como nuestros alfajores. También es magistral el hilo conductor de las muy logradas metáforas.

El sueño es en sí poético y cuando es llevado a su más pura manifestación onírica a través de los versos del presente libro, ya el lector, como ha sucedido conmigo, no sabrá si está en un sueño o dentro de un verso. La precipitación de los sueños es, a su vez, metafórica. Y quien la domina como ninguno, así como a las figuras de lenguaje y los giros de la imaginación, es Gerardo Brauer, pronto a leerlos usted. A mí me ha abierto la interpretación de mis sueños a partir de sublimes versos.

Mucho antes de la imprenta, el arte del Amanuense fue considerado sublime y propio para iniciados. Quién, en ese entonces, iba a imaginarse el advenimiento de la imprenta y hoy en día la impresión digital. Ha quedado en una evocación de una etapa que iniciaba la era de la trasmisión del conocimiento. El autor de este audiolibro nos muestra sus manos y se abre una librería: en sus líneas hay surcos sin fin, torrentes alfabetos e implacables letras, tal como él versa.

Libro primero de una saga de la cual ya hay el segundo tomo. Si la separación de un estado representa un caos de nación, que se sumen dos más provocará un cisma global. Ambos libros tienen un principio inusitado y su trama va encaminándose hacia un intermedio inaudito y su finalización será inesperada para usted. Un desarrollo magistral del autor ya que pareciera que todo concluye en un solo libro, pero deseará que la historia continúe, y la saga se convierte en una secuencia fundacional y sin precedentes literarios anteriores.

Debido a lo intenso y amplio de la novela, recomendé al autor que la dividiera en dos. Sobre todo pensando en su publicación en los medios electrónicos. Y porque el arte del libro pende también de una hábil construcción de obra escritural. Y el autor nos regala un modelo de uso integral de todos los recursos retóricos y poéticos, moldeados hasta resultar en una obra acabada de arquitectura literaria.

Cuando un poeta exalta a otros poetas, la elegía cobra inusitadas dimensiones versísticas como en el caso del presente libro en sus manos. Son poetas que ya nos han dejado pero cobran vida intensa y con una vitalidad que ellos mismos desearían en cada uno de los poemas que crearán en el lector una profunda reflexión. La huella que deja un verso nos mueve a ahondar las nuestras con propia trascendencia en la vida.

Los trenes se han convertido en uno de esos parajes de la humanidad más sensibles, al representar la unión del mundo que, junto con los barcos de vapor, lo conectaron como si por primera vez individuos se conocieran para ya nunca olvidarse. Pero la nostalgia y el abandono han perseguido incansablemente su desaparición para dar paso a nuevas tecnologías. Se han convertido en el deshuesadero de nuestros más íntimos sentimientos de abandono y evocación. El libro en sus manos recupera a un proteico nivel esa rememoración que siempre nos hará pasajeros eternos del viaje sin fin.

Cuando leemos un cuento de una sola sentada y olvidamos lo tan necesario por hacer: el cuento es excepcional. Pero qué sucede al no pretender dejar de leer un cuento tras otro. Es cuando la obra cuentistica resulta monumental y abrumadora. Es el caso de los cuentos pronto a leer. Y, efectivamente, serán de un intenso asombro y ya el lector determinará cuál de todos será el desquiciante.