El Faro de Lycon

De : Miguel Ángel Beltrán
  • Résumé

  • Bienvenidos a El Faro de Lycon. Soy Miguel Angel Beltrán, creador de este canal en la noche donde compartiré contigo reflexiones e historias apasionantes sobre los enigmas del mundo que siempre han inquietado al ser humano. Exploraremos las revelaciones de la historia, las esperanzas que nos ofrece el progreso o el propio sentido de la vida. Te invito a acompáñame en esta aventura, a que me sigas para no perderte nada y a que aportes tus comentarios y sugerencias.
    Aquí te espero.

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    Copyright Miguel Ángel Beltrán
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    Épisodes
    • 12 - Tu cerebro bajo amenaza: ¿Es posible hackear la conciencia humana?
      Sep 20 2024
      Hoy vamos a hablar de un tema inquietante y fascinante a la vez: la posibilidad de que nuestros cerebros puedan ser "hackeados". No, no me refiero a un ataque informático típico, de esos que introducen un virus en tu computadora. Estamos hablando de algo mucho más personal: la manipulación directa de nuestros pensamientos y comportamientos, utilizando las tecnologías que ya forman parte de nuestra vida diaria, como los teléfonos móviles y las aplicaciones que usamos.A lo largo de la historia, los avances tecnológicos siempre han venido acompañados de grandes promesas, pero también de enormes riesgos. Hace apenas unas décadas, la idea de que un hacker pudiera infiltrarse en una computadora y robar información personal era vista como una amenaza lejana. Hoy en día, eso es una realidad con la que convivimos. Pero, ¿y si ese tipo de infiltración fuera posible también en nuestro cerebro? El cerebro, una máquina vulnerable Nuestro cerebro es, en muchos sentidos, como una computadora biológica. Recibe información, la procesa, toma decisiones y envía órdenes al cuerpo.Pero, al igual que las computadoras, el cerebro también tiene puntos débiles, "puertas de entrada" que podrían ser explotadas por quienes comprendan sus mecanismos. Y aquí es donde las cosas se ponen realmente interesantes, y, para ser honestos, un poco escalofriantes. La neurociencia ha avanzado a pasos agigantados en las últimas décadas. Hoy, los científicos tienen un conocimiento sin precedentes sobre cómo funciona el cerebro humano, y más importante aún, cómo puede ser manipulado. Ya existen experimentos que demuestran cómo se pueden alterar patrones de comportamiento en animales simplemente estimulando ciertas áreas del cerebro. Imagina esto: un neurocientífico puede usar un rayo láser para activar neuronas específicas en un ratón, haciéndolo realizar una secuencia completa de caza, desde la búsqueda de una presa hasta el ataque final. Todo controlado, todo manipulado.Pero aquí no estamos hablando solo de animales. La tecnología que permite intervenir directamente en el cerebro ya está en desarrollo para los seres humanos. Y aunque sus fines puedan parecer nobles —como ayudar a personas con epilepsia o parálisis a recuperar funciones básicas—, los riesgos de que esta tecnología se use para otros fines son muy reales. Hackeo del cerebro a través de la tecnología diaria Ahora, la gran pregunta: ¿podría alguien hackear nuestros cerebros a través de los dispositivos que usamos a diario? Piensa en tu teléfono móvil, esa pequeña computadora que llevas en el bolsillo y que parece una extensión de tu cuerpo. Lo revisas constantemente, ya sea para ver mensajes, redes sociales, correos electrónicos o simplemente para matar el tiempo. Pero, ¿y si te dijera que ese comportamiento no es del todo accidental? Muchos expertos afirman que las aplicaciones y plataformas que usamos todos los días están diseñadas para capturar nuestra atención, y lo hacen de una manera tan efectiva que podemos hablar de un auténtico "hackeo del cerebro". Un ex gerente de productos de Google lo explicó de forma clara: nuestros teléfonos están programados para mantenernos enganchados. Cada vez que miras tu móvil, estás participando en un tipo de juego de azar. A veces recibes una recompensa en forma de un "like" en Facebook o Instagram, un mensaje de alguien o una nueva notificación. Y esa pequeña dosis de dopamina que genera esa recompensa es lo que nos mantiene volviendo una y otra vez.Es como una máquina tragamonedas: no siempre sabes qué te va a tocar, pero la expectativa de esa posible recompensa te mantiene atrapado. Los programadores de Silicon Valley han aprendido a utilizar los principios de la neurociencia para diseñar sus aplicaciones. Han descubierto cómo aprovechar las debilidades del cerebro humano, especialmente su propensión a buscar gratificación instantánea. Cada vez que desbloqueas tu teléfono, cada vez que deslizas la pantalla hacia abajo para refrescar tus redes sociales, estás participando en un sistema que ha sido meticulosamente diseñado para mantenerte pegado a la pantalla el mayor tiempo posible. Y esto no es casualidad. Hay técnicas específicas, algunas de ellas tomadas directamente de la industria del juego, que están siendo utilizadas para "engancharnos". Una de las más conocidas es el uso de "recompensas variables", donde las recompensas no son constantes, sino que llegan de manera impredecible.Esto es algo que hace, por ejemplo, Instagram, al agrupar "likes" en ráfagas para que sientas que estás recibiendo una mayor atención de lo que realmente sucede. El cerebro responde a este estímulo de manera similar a como lo haría con una adicción. El poder de las notificaciones y la manipulación del comportamiento Pero no solo se trata de las aplicaciones en sí. También hay que hablar de las notificaciones. Esos pequeños avisos que nos llegan a lo largo del día ...
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      13 min
    • 11 - Ilusión o Realidad: ¿Vivimos en una Simulación?
      Sep 16 2024
      “Si te dijera que lo que percibes como realidad no es más que una simulación creada por alguien o algo, ¿qué pensarías? ¿Y si lo que consideras como real no es más que un complejo código matemático, una creación diseñada por entidades mucho más avanzadas que nosotros con intenciones difíciles de imaginar?”

      No es un tema baladí, ni otra pieza más del rompecabezas que aglutina las teorías de la conspiración más inquietantes de la humanidad. Hay filósofos e incluso científicos que teorizan seriamente sobre esa posibilidad; algunos de ellos incluso han definido una serie de hipótesis muy interesantes que plantean diferentes escenarios para poder razonar sobre ello.

      Y no es para menos… Imagina que una civilización alcanza la capacidad tecnológica para crear simulaciones tan avanzadas que los seres que viven en ellas no pueden distinguir entre lo que es real y lo que no lo es.

      Estas simulaciones no serían simples aplicaciones de realidad virtual, de esas que te pones unas gafas y pasas a otro plano. Serían universos completos, con millones de seres conscientes, con sus propias historias, culturas y ciencias, que interactuarían contigo sin saber que forman parte de algo artificial controlado por otros.

      Nick Bostrom es un filósofo sueco que teoriza al respecto proponiendo un enfoque tan provocadora como inquietante, el de que existen muchas probabilidades de que ya estemos experimentando una realidad artificial y que nuestra percepción de lo que vivimos no sea más que una simulación creada por una civilización superior mucho más avanzada.

      La hipótesis que ofrece Bostrom se basa en tres postulados y en que necesariamente uno de ellos tiene que ser cierto.

      El primero plantea que todas las civilizaciones que conocemos tienen un límite en su desarrollo tecnológico a partir del cual se provocará su autodestrucción; sería como estar sujetos a una ley natural de la que ninguna civilización podría escaparse a ese destino al llegar a un determinado nivel. Por lo tanto, nunca sería posible alcanzar un desarrollo suficientemente elevado como para crear una simulación exactamente igual a como percibimos nuestra realidad.

      El segundo postulado argumenta que, en el supuesto de que cualquier civilización fuese capaz de alcanzar una madurez tecnológica suficientemente elevada como para poder crear esa simulación de la vida tal como la percibimos sin autodestruirse antes, esa civilización habría perdido antes el interés de hacerlo por alguna razón, dado que su avance, conocimientos y control de su propia realidad serían tales que no tendría sentido alguno el hacerlo.

      El tercero es que, efectivamente, esta realidad que percibimos hoy sea ya una simulación artificial entre muchas otras construidas por seres tecnológicamente muy avanzados, que han sabido superar los riesgos de su propia autodestrucción y que además, tienen razones importantes para crear no una simulación, sino muchas de ellas.

      Vamos a desarrollar un poco cada uno de esos tres postulados…


      #existencialismo #vida #extraterrestre



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      18 min
    • 10 - Más allá del horizonte: Exoplanetas y la búsqueda de vida extraterrestre.
      Sep 13 2024
      Hace siete años, los astrónomos hicieron un descubrimiento que despertó un gran interés en la búsqueda de vida fuera de la Tierra. A 41 años luz de distancia, alrededor de una estrella llamada Trappist-1, encontraron siete exoplanetas.Se trata de planetas que giran alrededor de estrellas diferentes a nuestro Sol.Lo más interesante de este descubrimiento es que tres o cuatro de los siete detectados en ese sistema solar podrían tener las condiciones adecuadas para que haya agua líquida. Y donde hay agua, podría haber vida.El sistema de Trappist-1 llamó mucho la atención porque está bastante cerca en términos espaciales. Esto lo convierte en uno de los mejores lugares para buscar mundos potenciales.¿Cómo deciden los astrónomos si un planeta es un buen candidato? Pues observan si el planeta está en lo que llaman la "zona habitable". Esta zona es una distancia de su estrella donde las temperaturas no son ni muy frías ni muy calientes, lo que teóricamente permitiría que el agua se mantenga en estado líquido. Y como todos sabemos, el agua es esencial para la vida, al menos tal y como la conocemos. Siete años después del descubrimiento inicial y a medida que los avances tecnológicos y el estudio han ido avanzando, los planetas del sistema TRAPPIST-1 continúan siendo un misterio fascinante para la comunidad científica, por lo que durante ese tiempo se han llevado a cabo numerosos estudios que han aportado mucha más información sobre ellos.Se sabe ahora que son planetas rocosos, lo que aumenta las posibilidades de que puedan albergar algún tipo de actividad geológica y la tan deseada agua.Además, sorprendentemente y a partir de la información obtenida, se cree que podrían ser casi el doble de antiguos que nuestro propio sistema solar, lo que supone que tienen una historia evolutiva mucho más larga y compleja. El sistema TRAPPIST-1 es una verdadera joya para la investigación, y no solo porque esté a la vuelta de la esquina, sino porque gracias a lo cerca" que están sus planetas entre ellos y a la peculiar forma en la que giran alrededor de su estrella, es más fácil estudiarlos y compararlos.A esa distancia, todavía estamos muy lejos de poder ir hasta allí para echar un vistazo directo, pero, mientras tanto, estos planetas se han convertido en el objetivo estrella en la búsqueda de vida más allá de nuestro vecindario cósmico.Mientras seguimos esperando esa tecnología de viajes espaciales que nos prometen las películas de ciencia ficción desde hace décadas, tenemos el telescopio James Webb, el nuevo juguete de los astrónomos. Este telescopio, que es básicamente la navaja suiza de la observación espacial, ha renovado las esperanzas de descubrir lo que hay más allá.Con su increíble precisión, el James Webb puede llegar a decirnos si estos planetas tienen atmósfera, lo cual es clave para saber si podrían albergar vida. Si detectan oxígeno, metano o hasta un poco de vapor de agua, ya estaríamos un paso más cerca de encontrar vida extraterrestre... aunque aún no sepamos qué haríamos si la encontramos.La capacidad de observar exoplanetas a esta escala, y con el nivel de detalle que ofrece este telescopio espacial, nos acerca cada vez más a responder una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo? Gracias a estos avances, nos estamos empezando a preguntar cuántos planetas podrían tener vida en el universo. Las investigaciones sugieren que podríamos estar hablando de miles de millones de mundos habitables, ¡solo en nuestra galaxia, la Vía Láctea! Parece que el barrio podría estar lleno de vecinos que aún no conocemos.Estos descubrimientos no solo nos hacen pensar en si estamos solos o no, sino también en cómo percibimos el universo. Por ejemplo, el espacio es tan enorme y estos planetas están tan lejos, que lo que vemos con nuestros telescopios es su pasado.Si ahora mismo alguien en el sistema TRAPPIST-1 estuviera mirando la Tierra con un telescopio súper potente, no vería lo que estamos haciendo hoy. Estarían viendo eventos de hace décadas, tal vez el lanzamiento de algún libro famoso o momentos históricos de nuestra civilización. Es lo que tiene la luz, que se toma su tiempo en llegar. Así que cada vez que miramos al cosmos, básicamente estamos mirando hacia atrás en el tiempo. La idea de que, en unos pocos años, podríamos responder a una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo? simplemente es impresionante. Aunque, claro, siempre hay quien dice que tanto esfuerzo para estudiar estrellitas es un desperdicio. Pero vamos, no se trata solo de curiosidad de científicos aburridos. Encontrar señales de vida en otros planetas podría cambiar por completo nuestra forma de ver el universo y de entender qué demonios hacemos aquí.Apenas se está empezando el viaje para entender estos mundos tan lejanos, pero, estamos a punto de entrar en una era nueva de ...
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      11 min

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